Si hay una cosa que no soporto y que, de hecho, he dicho en varias entrevistas es que el blanco sea un color odiado en invierno. ¿Por qué?

Es un color que da muchísima luz y no se puede apartar del armario durante tantos meses. De hecho, y lo digo sin exagerar, tengo el mismo pantalón blanco repetido diez veces. Lo sé, parece una verdadera locura, pero para mí equivale a un jean y me los puedo poner cada día sin aburrirme. ¿La razón? Al ser blancos van con absolutamente todo y en este post os lo demostraré.

Aquí me veis con una camisa de cuadros y una cazadora denim. Si os fijáis, si hubiera cambiado a unos pantalones negros, el look se apagaría muchísimo.

En este caso como veis he optado por accesorios coloridos como este bolso de Loewe que me fascina junto con calcetines rojos que encima ¡traen buena suerte!

Este look es perfecto para ir a trabajar. La chaqueta le da ese aire de formalidad y los pantalones rompen esquemas.

Aquí me veis en Japón en un día que hacía más frío de lo normal. Fijaros que llevo un abrigo camel y los pantalones no desentonan para nada.

Para mí este es uno de los looks favoritos del invierno. El azul marino es un color que aporta elegancia y el toque final son estos mocasines de terciopelo que creo que fueron una compra de lo más acertada.

Con este último look quiero demostrar que los pantalones blancos también son aptos para ir arreglados si lo combinamos con una americana y un cuello alto (si os fijáis nunca o casi nunca voy con corbata así que el cuello alto es una opción muy plausible y combina genial con el pantalón blanco).

Fotografías e imágenes Instagram Juan Avellaneda