Como ya habréis podido ver en mi Instagram, estoy de viaje en Japón y ¡aún no me lo creo! Los que me conocen o los que han leído alguna entrevista, saben que hace muchísimos años que sueño con visitar este país porque soy un fan absoluto de su historia y cultura. Confieso que me saqué varios estudios relacionado con ello por esa fascinación. Además siempre hago pequeños guiños en mis colecciones. El viernes pasado alguien muy especial para mí me dijo que me iba a Japón y os prometo que llevo en una nube desde entonces. Por eso he decidido hacer como una especie de diario de viaje, pero en vez de hacerlo en una libreta o en un diario como hubiera hecho en otra ocasión, he pensado que sería una buena idea hacerlo aquí en mi blog. ¿No? Cada día colgaré un post de lo que he hecho el día anterior y os recomendaré sitios para posibles futuros viajeros japoneses.

El martes salimos de casa a eso de las doce de la mañana y nos dirigimos al aeropuerto. La verdad es que siempre intento prepararme todos mis viajes, pero este lo hice con especial ilusión y ¡me tuve que controlar con las maletas! Siempre llevo sobrepeso y, sí, siempre me hacen la bromita en todos los viajes así que una vez más, pese intentarlo, volví a tenerlo. Una vez que llegamos nos dirigimos a la puerta de embarque y me encontré con la primera de las sorpresas: un avión de dos pisos. La verdad es que me interesan poco estos temas y encima odio los aviones, pero ¡un avión de dos pisos! Se ve que es el modelo A380, el más grande del mundo que por dentro es una alucinante!

Ya os he dicho varias veces que le tengo pánico a volar, pero sorprendentemente no tengo tanto miedo si los aviones son grandes, no sé si es porque se mueven menos o porque me da más seguridad, pero así es. Durante el vuelo intenté desconectar y aprovechar para charlar, leer o ver una película, pero reconozco que lo pasé un poco mal porque hubo turbulencias. Soy de esos que al mínimo movimiento salta y empieza a hablar….creo debo hacer un curso de volar sí o sí.

Hicimos escala en Dubái y esas horas estuve trabajando hasta embarcar en el segundo vuelo. Al fin llegamos a Tokio (yo y mis maletas también). Aunque me moría de ganas de empezar a descubrir la ciudad, fui directo al hotel Aman que es alucinante. Está decorado con materiales típicos de la arquitectura japonesa con estilo ultramoderno incluso la habitación parece que estás en un ryokan (la casa tradicional japonesa), pero en versión moderna. Estaba cansadísimo así que me di una ducha y luego cena también en el hotel. Las vistas a la ciudad de noche que parecen sacadas de la pelis de Blade  Runner.

Hasta aquí el primer post de mi viaje a Japón. Espero que os guste este formato y que sigáis los siguientes posts 😉

Fotografías e imágenes Juan Avellaneda