De 9 a 9 en Madrid

Como muchos ya sabréis, vivo a caballo entre Madrid y Barcelona. ¿La razón? Tengo reuniones de trabajo en ambas ciudades y, aunque Barcelona es mi casa, en Madrid conozco un montón de sitios dónde ir a comer o donde hospedarse, así que no quería dejar la oportunidad de recomendárselo ¿Me acompañáis un día entero en Madrid?

Despertarse en Hotel URSO (Mejía Lequerica, 8)

En mi última visita a Madrid descubrí el Hotel URSO, situado en Chamberí. Cuando voy me gusta alojarme en un sitio céntrico ya que necesito estar en el meollo para moverme con rapidez porque, como muchos ya sabréis, el tráfico es un caos. La decoración es una verdadera pasada ya que mezcla elementos clásicos con contemporáneos. Os recomiendo, si tenéis tiempo, que os paséis por el Spa y que, si coincide en que os alojáis allí un jueves, bajad al hall de hotel a eso de las 20:00 para disfrutar de una sesión de jazz.

Comer en Habanera (Génova, 28)

Este restaurante forma parte del grupo Larrumba, formado por cuatro jóvenes emprendedores, algo que siempre aprecio porque sé lo difícil que es montar un negocio y que, además, sea un exitazo. A Habanera me encanta ir a comer porque me recuerda a unas vacaciones que pasé en La Habana. La carta es de lo más extensa, pero sin duda recomiendo la tortilla trufada con espuma de patata y la torrija de torta de anís de postre. Os encantará la decoración colonial y la relación calidad precio además del personal que es un encanto.

Tomar algo en Café Comercial (Glorieta de Bilbao, 7)

Ha reabierto sus puertas hace relativamente poco, pero sus 130 años de historia la preceden como uno de los cafés más emblemáticos de la capital. Intento ir a eso de las siete o las ocho de la tarde porque es cuando mejor ambiente hay para degustar un cockatail antes de la cena.

Cenar en Amazónico (Jorge Juan, 20)

Considerado como uno de los 52 lugares que no perderse en Madrid por The New York Times, Amazónico forma parte del grupo El Paraguas, regentado por el matrimonio formado por Sandro Silva, el chef, y Marta Seco. Cuando cruzo el umbral me transporto a la selva amazónica literalmente ya que la decoración y la cocina están inspiradas en la gastronomía brasileña. Además, me encanta el hecho de que no haya horarios. Yo siempre voy de bólido y la mayoría de días como entre las tres y las cuatro de la tarde. En Amazónico puedes almorzar, hacer un tapeo en la barra, tomar un cóctel o cenar. Si puedo, siempre intento ir a cenar porque me encanta el ambiente y es un sitio perfecto para ponerse al día con amigos con buena gastronomía, pero aprecio el hecho de que se adapte a los horarios de todo el mundo.

Share on FacebookTweet about this on TwitterPin on PinterestEmail to someone