Descifrando a Melania

A Melania Trump no hay por donde pillarla. Con Michelle Obama nadie tuvo esa sensación: una mujer con carácter, iniciativa y que a todo el mundo le caía bien, y no porque sí, sino por lo que transmitía a través de sus valores. Pero, ¿qué pasa con la nueva primera dama? No sabemos si nos da pena o si nos cae mal cuando su dice que su marido es un tipo con el corazón y la mente de un líder (cosa con la que discrepo total y absolutamente). O cuando la enfocan aplaudiendo en los mítines después de que Donald haga comentarios misóginos: Instrucciones de Trump… “cariño cuando hable, tú aplaudes”.

A veces da ganas de darle una colleja como cuando se despierta a las personas hipnotizadas. Sin duda, todo ello forma parte de una cuidada estrategia en la que Ivanka, la hija mayor y ojito derecho de Donald, ha asumido el papel de primera dama con una imagen de madre y exitosa empresaria. Melania, sin embargo, ha optado por el silencio o el florero. Su imagen ha ido evolucionada de modelo extranjera (por no decir eso de escort) casada con un multimillonario a mujer florero y con la evolución sus escotes han ido subiendo, sus faldas bajando y sus intervenciones disminuyendo (recordemos el discurso calcado al de Michelle Obama y sus criticas consecuentes).

Antes V.S. Después

De lo que no hay duda es de que es un blanco fácil para todos: para periodistas, para los contrincantes políticos de su marido, para el propio Trump y para los manifestantes de las protestas feministas de los últimos meses.

Habrá que ver cómo sigue esta historia y analizar las palabras mudas de Melania (sobre todo en lo que atañe a vestimenta). De momento ya ha habido muchos diseñadores que han rechazado vestirla. Parece que está tomando referentes como Jackie Kennedy y la industria de la moda está expectante a la decisión de Anna Wintour y la tradición de hacer la portada de Vogue USA con la nueva primera dama. Una vez más, seguimos obteniendo la misma respuesta de Melania: silencio y más silencio. Continuará…aunque preferiría despertarme y que todo hubiera sido una pesadilla.

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