In Ortigia we trust

Conocía Ortigia desde hacía años, pero, sinceramente, la olvidé. Es curioso que, si no tenemos inputs visuales, las firmas que nos los van dando toman relevancia hasta hacer desaparecer al resto. Por suerte, hace unos días en Issue Ten Barcelona volví a encontrarme ese packaging que, si eres un esteta, es imposible ignorar.

El legado del mediterráneo siempre ha sido una fuente inagotable de inspiración desde época griega hasta nuestros días. También lo fue para la creación de Ortigia Sicilia, fundada en 2006 por Sue Townsend.

El nombre de Ortigia proviene de la pequeña isla a los pies de la ciudad fortificada de Siracusa situada en el sudeste de Sicilia. Las calles de Ortigia se caracterizan por sus fachadas barrocas y su Piazza del Duomo está considerada una de las más bonitas de Italia (no puedo opinar hasta que no la visite). Esta parte de la isla se conoce como la “Sicilia Oriental” por su proximidad a África y su clima casi tropical. Gracias a la rica tierra volcánica del monte Etna, es el único lugar dónde hay miles de limoneros y naranjos conocidos como “de sangre” por su color rojizo.

Obvaimente, Ortigia se caracteriza por sus esencias, ya sea en cosméticos o en otro tipo de productos. Los perfumes se destilan a partir de las flores de Sicilia por el maestro perfumero Lorenzo Villoresi (una de las mejores narices del mundo). ¿El resultado? aromas suaves como las almendras o el olivo hasta los más ácidos como limón, pomelo, pistacho o azafrán. Mis favoritos son los más especiados o amanerados.

Además de su exquisita calidad, lo que más llama la atención de sus productos es su cuidadísimo packaging. Las cajas están pintadas a mano con estampados que recuerdan al Batik indonesio y las botellas llevan troquelada el símbolo de la palmera típica de Sicilia o el Gattopardo.

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